Cuando hacemos turismo en familia nos gusta «perdernos» por las ciudades que visitamos, pasearlas a nuestro aire, descubriendo espacios que, a lo mejor, no están en las rutas de turismo oficiales, o que, por lo que sea, nos acaban resultando encantadores.
Sin embargo, el edificio del que os hablamos hoy no es uno de esos lugares «perdidos», sino que tiene mucha Historia y su visita se hace casi imprescindible si visitas Zaragoza con niños, aunque no por eso deja de ser encantador.
El Palacio de la Aljafería parece desde fuera un pequeño castillo o fortaleza, bien bonita con sus torreones y su color terroso, y esta estética siempre resulta atractiva a los peques.
El Palacio de la Aljafería es, en realidad, una mezcla de construcciones, de diferente estilo y función, que, a lo largo de los siglos, han ido solapándose y uniéndose hasta llegar a nuestros días con su rara belleza medio musulmana y, desde hace unos años, como sede de las cortes aragonesas. Fuimos a verla una mañana soleada y, ya de lejos, a los chicos pareció gustarles (su aspecto de castillo con foso contó mucho a su favor). La taquilla para comprar las entradas tiene el aspecto de un pequeño kiosco junto al aparcamiento para los diputados y demás personal que está antes del puente que da acceso a la Aljafería.
Puedes apuntarte a la visita guiada o ir descubriendo el edificio por tu cuenta, pero os aconsejamos que aprovechéis el buen hacer de los guías para, en una hora, conocer bien la historia y las características de este interesante edificio.